El árbol no puede crecer si está peleado con sus raíces
Reconocer, asentir, honrar y agradecer: el camino hacia la reconciliación interior y la libertad personal
Puertas hacia la plenitud – Entrada 11
El árbol no puede crecer si está peleado con sus raíces: la reconciliación como llave para ordenar el alma y liberar el destino
Hay algo que vi con total claridad. Tal vez ya haya sido dicho antes, pero lo necesito expresar con mis palabras, porque ahora lo entiendo desde adentro.
Un árbol no puede crecer si está peleado con sus raíces.
Es así de simple. Y así de profundo.
El tronco puede esforzarse por elevarse. Puede estirarse, tensarse, querer alcanzar el cielo. Pero si está en conflicto con aquello que lo sostiene, con aquello de donde viene, con lo que lo nutre silenciosamente bajo tierra… no podrá hacerlo. No de forma plena. No con paz.
Y nosotros somos exactamente iguales.
Cuanto más peleados estamos con nuestras raíces —con nuestros padres, con nuestra historia, con nuestra procedencia— más atrapados quedamos en ellas. El conflicto nos mantiene cerca, enredados, pegados al dolor. Aquello que rechazamos se vuelve parte de nosotros, nos habita, nos condiciona.
Es una paradoja: creemos que al negar algo lo estamos dejando atrás. Pero en realidad, lo llevamos cada vez más dentro.
La única salida es la reconciliación.
🪞 Etimología de reconciliación
Proviene del latín reconciliatio, que significa:
“volver al encuentro”,
“restablecer la unión”,
“traer de nuevo la paz entre partes separadas”.
La reconciliación no es solo perdón: es volver a mirar al otro con el alma abierta.
Y la reconciliación solo es posible cuando hay cuatro movimientos del corazón:
reconocer, asentir, honrar y agradecer.
Reconocer que eso también es parte.
Asentir a lo que fue, sin querer corregirlo.
Honrarlo, con una mirada reverente.
Y agradecer que, aunque no haya sido perfecto, nos dio la vida.
💬 Etimología de asentir
Del latín assentīre:
“sentir con”,
“dirigir el propio sentir hacia algo”,
“estar interiormente de acuerdo”.
Asentir no es resignarse. Es decirle al pasado: te veo, te siento, te dejo estar.
Ese es el precio de la libertad.
Ese es el precio de vivir el propio camino.
Ese es el precio de asumir el propio destino.
Y vale cada centavo del alma.
🌱 Nota final: El orden trae paz, y la paz trae dirección
Hoy, mientras escribo, siento una necesidad clara: reconciliarme con mi pasado.
¿Cómo podría estar verdaderamente en el presente, mirando al futuro, si no estoy en paz con lo que fue?
¿Cómo podría crecer si mis raíces siguen en conflicto?
Reconocer mi pasado. Honrarlo. Agradecerlo.
Esa es la forma en que le doy su lugar.
Y al darle su lugar, yo también ocupo el mío.
Cuando cada parte está en su lugar, hay orden.
Y cuando hay orden, la energía fluye.
Y cuando la energía fluye… la vida se abre.
🌿 Pregunta para el alma
¿Cuál es esa parte de vos que, cuando te reconcilias con ella —reconociéndola, asintiéndola, honrándola y agradeciéndola—, transforma tu vida?
Quizás sea un vínculo.
Un recuerdo.
Una decisión.
Una herida.
Una raíz.
Mirala con buenos ojos.
Y tal vez, al fin, te devuelva la mirada en paz…
y se retire suavemente a su lugar.
Dejándote libre para crecer.
Gastón